• El tramo superior del río Guadalix se ha convertido en un cauce seco gran parte del año. El tramo bajo está contaminado por vertidos de aguas fecales
  • La presa de Miraflores de la Sierra es una vieja estructura con expediente de caducidad de la Confederación Hidrográfica del Tajo por abandono. La presa tiene, además, graves deficiencias de seguridad por el abandono del titular (el Ayuntamiento de Miraflores de la Sierra).

El río Guadalix es un afluente del Jarama, antaño muy visitado por los madrileños. Históricamente era un río de aguas permanentes que desde hace dos décadas se ha convertido en un ecosistema fluvial intermitente, ocasionando la desaparición de la vida acuática y un incremento de la contaminación que recibe su cauce.

A pesar de su escasa longitud (33 Kms.) el cauce está encerrado entre dos importantes presas. La de Pedrezuela forma parte de la red de suministro de agua del Canal de Isabel II y deriva el 70% de las aportaciones naturales que recibe.

La presa de Miraflores se localiza en la cabecera, está abandonada y no tiene ningún aprovechamiento desde hace más de una década. Se trata de una infraestructura que según la legislación de aguas y de patrimonio público debería haber sido demolida desde hace años, desde que dejó de suministrar agua para el abastecimiento de Miraflores de la Sierra. El Ayuntamiento de esta localidad es el titular y responsable de su conservación, sin embargo no ha presentado ni las Normas de Explotación ni ha nombrado Director de la Explotación, tal y como está previsto en la normativa en materia de seguridad de presas.

Hasta 2009, el tramo bajo del Guadalix, aguas debajo de la presa de Pedrezuela, se mantenía desecado como consecuencia del cierre de compuertas que practicaba el Canal de Isabel II. Gracias a la denuncia interpuesta ante la fiscalía, desde aquel año se ha recuperado un caudal mínimo para mantener la supervivencia de la vida silvestre.

Gran parte del tramo superior, entre Miraflores y Guadalix de la Sierra queda desecado todos los años entre junio y octubre. A pesar de la destrucción del ecosistema fluvial y de carecer de vida acuática la CHT considera que esta masa de agua tiene un estado/potencial ecológico “bueno o superior”.

Río Guadalix desecado en Guadalix de la Sierra

Además de la desecación crónica por aprovechamientos abusivos de su caudal, agravados por los efectos del cambio climático, el río Guadalix es receptor de numerosas actividades contaminantes, desde urbanizaciones que no depuran sus aguas (caso de la urbanización “Siete abanicos” en Miraflores de la Sierra), actividades ganaderas (con balsas de purines junto al río), depuradoras que vierten aguas fecales (caso de Guadalix de la Sierra) y urbanizaciones de lujo que llevan muchos años pagando por contaminar (ver ejemplos pulsando aquí). El resultado es un tramo alto desecado y un tramo bajo con un notable estrés hídrico, convertido en un colector a cielo abierto y en una amenaza para la salud pública. Algunas de estas fechorías fluviales se producen dentro de la Red Natura 2000 (ZEC “Cuenca del río Guadalix”), a pesar de lo cual no se conoce intervención alguna de la Consejería de Medio Ambiente de la Comunidad de Madrid, ni de la Confederación Hidrográfica del Tajo. El Canal de Isabel II, encargado de la gestión de caudales de los embalses de la red de abastecimiento, es responsable del estrés hídrico que soporta el tramo aguas debajo de embalse de Pedrezuela, también de la resolución definitiva de los vertidos de aguas fecales desde urbanizaciones, como la de Ciudalcampo o las de La Moraleja.

Los colectivos Asociación para la Recuperación del Bosque Autóctono (ARBA), la Asociación Ecologista del Jarama El Soto, Ecologistas en Acción, el Grupo de Acción para el Medio Ambiente (GRAMA), Liberum Natura y Jarama Vivo exigimos de la Confederación Hidrográfica del Tajo que concluya el expediente de caducidad con la demolición de la presa de Miraflores de la Sierra para que ese tramo y recupere el “buen estado ecológico” que nos exige Europa. La Comunidad de Madrid tiene que intervenir ante la degradación del ecosistema fluvial protegido y el control de actividades contaminantes desde las EDAR y los purines de la actividad ganadera. Reclamamos así mismo de la Confederación Hidrográfica que caracterice como tramo de agua “permanente” al tramo alto y monitorice los aprovechamientos que impiden la circulación de caudales.