Emilio Blanco & Fernando Vasco. Amigos del Tejo y las Tejedas. AATT (ARBA)
Introducción
El tejo (Taxus baccata) es una especie arbórea muy especial, en ella se dan cita un conjunto de características que la hacen ser única en el contexto geográfico donde vive. Se trata sin duda de nuestra especie arbórea favorita, aunque reconocemos el valor e interés que tienen todas nuestras especies arbóreas autóctonas, todas ellas son muy importantes y especiales, pero el tejo aún más.
Es realmente un árbol curioso tanto en el ámbito biológico como en el cultural, lo que hace que haya atraído desde siempre a biólogos, botánicos, naturalistas, e incluso a historiadores y lingüistas. Gracias al tejo nosotros hemos aprendido muchas cosas de ecología, de geografía y otros muchos campos del saber. Nuestro interés ha ido siempre más allá del estricto campo de conocimiento, habiendo representado para nosotros un estímulo para viajar y conocer sierras y gentes, sintiendo emociones difíciles de expresar, lo que nos sigue ocurriendo cada vez que visitamos un lugar con presencia de tejos.
Este trabajo sólo pretende dar una visión general de conjunto de los diversos campos de estudio del tejo, por casi todos los cuales nos hemos interesado en estos años, mostrando de una forma divulgativa a los no iniciados la gran cantidad de aspectos apasionantes que reúne la especie.
Antecedentes. Orígenes
Al decir orígenes nos queremos referir, en este caso, a nuestros antecedentes en cuanto al interés por la especie y los comienzos de nuestros estudios sobre el tejo. En los años 70 u 80 (s.XX) ya nos interesábamos por esta especie, nos llamaba especialmente la atención su rareza y longevidad, su lento crecimiento o su belleza y toxicidad conocida. Pero no es hasta el año 1984 —hace ahora justo 30 años— cuando a raíz de la publicación de un artículo de Ignacio Sobrón en el cuaderno nº 15 de la revista Quercus y de la lectura del primer libro de Enrique Loriente sobre árboles y tejos singulares de Cantabria, que nos animamos a profundizar en su estudio y se fragua lo que luego sería el Proyecto Tejo, llevado a cabo por la entonces recién creada Asociación para la Recuperación del Bosque Autóctono (ARBA).
Muchos bosques de tejos debieron coronar las partes altas de la provincia. Muchos, muchísimos se han talado. Hemos contemplado, recientemente, lo que podríamos llamar un cementerio de viejos tejos en la Florida. Allí se ofrece a los amantes de la naturaleza un espectáculo deplorable, troncos y troncos yacen absurdamente en el suelo. No se puede comprender esta falta de respeto hacia el árbol. Enrique Loriente, 1982. Árboles Singulares de Cantabria
A partir de aquí realizaríamos, junto con Simón Cortés, el Libro del Tejo. Un proyecto para su conservación (entre 1994-2000) que tendría muy buena acogida y repercusión de cara a la revalorización e interés por la especie y sería el punto de partida de lo que ocurrió después, con la organización de las I Jornadas Internacionales sobre el Tejo en Alcoy (SERRA ed. 2007) y la creación posterior de la Asociación Amigos del Tejo y las Tejedas (AATT).
Nombres. Toponimia
Comenzando por los nombres y la toponimia relativa al tejo, diremos que este tema ya por sí sólo resulta apasionante. Analizando los nombres en las diferentes lenguas ibéricas derivados tanto de su raíz latina, vasca o germánica, hemos recopilado en estos años más de 50 nombres, la mayoría derivados del latín Taxus, término de origen desconocido con el que debieron denominar a esta especie los romanos, sin que se sepa con seguridad su significado.
Resultan muy originales en castellano los nombres que tienen otro origen como “matagallinas” o “papagallinas” recogido en Salamanca, o “quiner” en catalan (Montseny), o bien sabina negra (Aragón). Incluso se ha especulado con que el nombre de Iberia o íbero, incluso el río Ebro, podrían derivar de la raíz gaelica ivi o iva, que significa tejo, que dio también eibe en irlandés, aunque esto es muy especulativo (incluso el término Eburus que daría posteriormente Eburones:” hombres del tejo”)
En cuanto a fitotoponimia del tejo decir que es una herramienta muy importante en el trabajo de investigación de la especie. La búsqueda de topónimos relacionados con tejo nos ha llevado a inventariar muchos lugares nuevos con presencia. Es bastante abundante la relación de topónimos de tejo en España, llevamos recopilados más de 300 nombres de lugares relacionados con la palabra o sus derivados. Igualmente existen nombres de Vírgenes o ermitas y santuarios cristianos alusivos al árbol, como por ejemplo Nuestra Señora de la Tejeda en Garaballa, Cuenca, o la iglesia de El Tejo en Valdáliga (Cantabria). Como curiosidad diremos que los términos “tejeda” o “tejera”, en castellano, como agrupamiento de tejos, no figuran en el DRAE, siendo palabras frecuentes en la toponimia, pero no reconocidas oficialmente (aunque ya aparezca el término texeda en el siglo XIV: Libro de la Monteria de Alfonso XI ).
Los topónimos de origen vascuence o euskera, son también frecuentes por el norte, nombres derivados de agin o hagin: tejo, siendo el árbol un referente de la cultura vasca.
Biología
La biología de la especie es sin duda el tema más conocido y tratado desde antiguo en la bibliografía. Se considera una gimnosperma atípica, antigua pero con características biológicas modernas, como son la ausencia de resina (no resinosa) o la ausencia de piñas (afanoestróbila, no conífera). La presencia de savia, poco estudiada aún, le da también un carácter singular. A diferencia de la mayoría de las gimnospermas, presenta el tejo una importante capacidad de rebrote y regeneración de sus tejidos vegetativos, siendo capaz de regenerar a partir de su corteza porciones del tronco dañados, o brotar desde el mismo tronco o desde la base del mismo, característica propia de angiospermas mucho más modernas, por lo que podemos afirmar que sus tejidos mantienen una gran plasticidad para regenerarse.
Se trata de un árbol perennifolio que puede alcanzar gran talla y longevidad, siendo su madera y su tronco rojizos, retorcidos y abigarrados. De lo más original resulta su biología reproductiva, siendo de antiguo conocida su dioecia, con la formación de flores masculinas y femeninas en distinto pie de planta. Las piñitas masculinas (glomérulos) salen en pleno invierno, destaca por la presencia de gran número de sacos polínicos peltados; en cuando a la flor femenina destaca la presencia, justo en el momento de la fertilidad, de la gota micropilar para la captura del polen. Las semillas, por todos conocidas, son solitarias y están recubiertas de un arilo rojo que parece un fruto, adaptado a la dispersión endozoócora, condición también moderna dentro del mundo de las gimnospermas.
En cuanto a la relación de la especie con otros seres vivos, tales como otras plantas, musgos, hongos, líquenes, insectos, etc., destaca el gran desconocimiento que tenemos de estas interrelaciones, aún siendo generalmente un árbol solitario que evita la competencia. También alberga frecuentes epifitos, parásitos o simbiontes. De estos últimos se conoce la presencia de micorrizas endótrofas, muy poco estudiadas. Y entre los parásitos controlados es característica la agalla del tejo en forma de pequeña piña, que no hay que confundir con la semilla, producida por el díptero Taxomia taxi.
Taxonomía, clasificación y paleobotánica
Se consideran en la actualidad unas 12 especies de Taxus en todo el mundo (entre 10 y 12 según diferentes autores), con una distribución claramente circumboreal. Algunos autores recientes como SPJUT (in VVAA, 2013) han llegado a proponer la presencia de hasta 24 especies y 56 táxones en total, entre subespecies y variedades, lo cual parece excesivo y confuso.
Dentro de las diferentes especies, podemos hablar de 3 grandes grupos geográficos, con 5 subgrupos a su vez: el núcleo asiático, donde se concentra la mayor diversidad de especies (7), por ello se considera en centro de dispersión mundial; el núcleo americano con Taxus brevifolia y T. globosa al oeste y T. canadensis y T. floridiana, al este; y el núcleo europeo con una única especie, la que nos ocupa, de amplia distribución y alta variabilidad dentro de su área.
El mapa de HULTEN & FRIES de 1986 es muy ilustrativo sobre el área de distribución del género en visión polar. Desde el núcleo asiático pudieron haberse diferenciado, las especies americanas por una parte y la europea por otra. Estudios actuales de ADN tratan de aclarar esta cuestión.
Pero la familia de las taxáceas en general, es más amplia en géneros, diferenciándose en total 4 géneros más: Torreya (5 sp.), Pseudotaxus (=Nothotaxus, 1sp.), Amentotaxus (5 sp.) y Austrotaxus (1 sp.), con unas 20 o 22 especies en total, algunas de la cuales penetran en elhemisferio sur llegando hasta Nueva Caledonia, Java o Malasia.
La “paleo” nos dice que se trata de una familia antigua cuyo origen se sitúa en la era Mesozoica, hace más de 200 millones de años (Trias, 210 m.a.). El género Taxus parece ya existir hace unos 100 m.a., en el periodo Jurásico (formas tipo Pretaxus) dando lugar ya en el Terciario a los antepasados de lo que hoy consideramos Taxus baccata o antepasados similares. El grano de polen aparece ya en yacimientos estudiados de esta época, se distingue bien en microscopía electrónica por su granulado homogéneo y su tamaño.
Autoecología. Hábitat
Es este campo de estudio del tejo uno de los que más nos ha interesado personalmente y del que más hemos aprendido en estos años, cambiando en muchos casos nuestra percepción prefijada de la ecología de la especie. En resumen se puede decir que clásicamente es considerada una especie de ámbito eurosiberiano, que prefiere los climas templados húmedos u oceánicos, siendo un acompañante esporádico de los bosques planocaducifolios europeos, aunque no siendo nunca abundante en éstos y evitando la competencia con otras especies arbóreas acompañantes. Aprovechando cualquier irregularidad topográfica del medio, aparece más frecuentemente en bordes de bosque, afloramientos rocosos, laderas pendientes, gleras, etc.; casi siempre en situaciones ecológicas muy similares a las del acebo (Ilex aquifolium).
Sin embargo es en las montañas del mundo mediterráneo o submediterráneo, donde encuentra también un hueco muy importante para vivir, demostrando aquí una capacidad muy grande de adaptabilidad, con tal de que tenga cubiertas unas exigencias de humedad que le son imprescindibles, tanto del suelo como del ambiente. Aquí encontramos tejos en lugares inesperados sobreviviendo en cantiles rocosos, pedreras, e incluso como especie riparia, ligada a ríos y torrentes de montaña, con un comportamiento muy variable que demuestra su gran versatilidad y probable variabilidad genética (razas ecológicas).
Los lapiaces y canchales calizos submediterráneos son a veces su lugar de supervivencia favorito más favorable en montaña. Siendo a veces una especie caprichosa y desconcertante que responde a factores a veces desconocidos, aparece en sitios donde no se la espera y sin embargo en otros similares muy parecidos no está presente.
Quizá haya sido también el factor humano muy importante a la hora de explicar su presencia, eliminando por una parte a la especie debido a su toxicidad para el ganado y para obtener su madera, y favoreciéndola en otros casos indirectamente por eliminación de la competencia selectiva con otras especies de ecología similar. En cualquier caso su capacidad de superar talas o podas y regenerarse es a veces sorprendente, mientras que en otros casos desaparece para siempre, mostrando una gran sensibilidad a la degradación antrópica del medio.
Cada bosque o bosquete nuevo con tejos que visitamos presenta unas características y matices ecológicos diferentes, de forma que supone un reto para el ecólogo o interpretador de la vegetación.
Geobotánica
Como todos saben la distribución europea de la especie es amplia llegando por el norte a los países nórdicos y por el este al Cáucaso y montañas turcas. Por el oeste su aparición en las islas macaronésicas de Azores y Madeira resulta muy interesante, como testigo de sus posibles orígenes subtropicales; igualmente son interesantes los refugios que posee en el norte de África: Rif y Atlas (incluidos la montañas de Argelia), aquí el tejo puede subir en altitud por encima de los 2500 m. Apasionantes resultan igualmente las manifestaciones del sur de Italia (Sicilia y Cerdeña) y de la Península Ibérica (sierra Tejeda-Almijara y Sierra Nevada), verdaderos relictos donde el tejo se encuentra en extremo límite de supervivencia.
Todo ello y los estudios paleobotánicos, nos hace pensar al revés de lo considerado hasta ahora en cuanto al origen de la especie. En vez de ser las montañas mediterráneas un lugar de refugio puntual procedente de norte; podría ser que hubiera tenido su origen en los bosques subtropicales y selvas frías del terciario europeo que dieron lugar a los bosques mediterráneos, adaptándose posteriormente con la llegada del frío de las glaciaciones, a los bosques caducifolios centroeuropeos, pero conservando razas de climas más cálidos originales recluidas a determinados puntos mediterráneos de montañas cálidas, en recuerdo de sus orígenes. El mismo camino llevado a cabo por otras especies como el acebo o el laurel común, es decir, un origen subtropical en laurisilvas o similar, reconvirtiéndose más tarde hacia el mundo templado caducifolio por una parte y al mediterráneo húmedo por otra. Estudios de ADN nos darán luz futura en este tema.
En nuestro caso concreto de la Península Ibérica, desde que se hizo El Libro del Tejo (CORTÉS & al. 2000), el conocimiento del área de distribución actual se ha perfeccionado grandemente en los últimos años, conociéndose hoy en día mucho mejor su localización, gracias al gran número de estudios y censos locales y provinciales realizados por múltiples colaboradores y amigos en todas las Autonomías. Destaca la labor de muchos grupos o asociaciones conservacionistas que han hecho las mayores aportaciones al tema. Por ejemplo, nosotros en Amigos del Tejo, AATT, hemos hecho numerosas aportaciones en Madrid y Castilla y León: Segovia (BLANCO & al. 2012), Ávila, Salamanca (Peña de Francia, Batuecas), etc.
Tejedas. Vegetación
Tema este controvertido y muy interesante, nos referimos a la posibilidad de que el tejo en determinadas condiciones naturales sea capaz de presentar formaciones puras o mixtas dominadas por el árbol. Lo cierto es que el concepto de tejeda o tejera ha ido cogiendo cuerpo a lo largo de estos años, evolucionando el concepto, aunque sin un reflejo claro en las asociaciones de los fitosociólogos que lo han excluido siempre en la Querco Fagetea, sin más.
La variabilidad en cuanto a las comunidades vegetales en las que convive la especie es muy grande.
El árbol tiene tendencia a ser solitario y vivir aislado como especie acompañante pero con frecuencia estamos localizando la presencia de agrupaciones o bosquetes en lugares determinados de ecotono (zonas de contacto o heterogeneidad ecológica), con la localización actual de más de una treintena de tejedas conocidas actualmente en nuestro país, donde se puede decir que el tejo es localmente dominante.
Normalmente son tejedas mixtas con otras especies bajo dosel de otro arbolado dominante, pero muy raramente encontramos tejedas puras y en plena insolación como la de la cara norte de la Peña Carazo, en Burgos. De tejedas más o menos mixtas encontramos tanto en el mundo eurosiberiano, en hayedos, abedulares, pinares de montaña, etc.; como en el mundo mediterráneo, acompañando a encinares y más raramente alcornocales húmedos, incluso en madroñales con durillo o como especie riparia en arroyos y ríos, con fresnos, alisos o sauces. Incluso es francamente insólita la imagen de los tejos siendo trepados por las zarzaparrillas y viviendo junto a palmitos en algunas montañas levantinas y costero catalanas, aprovechando la humedad del mar.
Usos, utilidades, etnobotánica. Cultura
Es este uno de los aspectos en que más hemos profundizado en estos años. Por una parte se conocen gran cantidad de usos y curiosidades del tejo en toda Europea y existen múltiples referencias históricas que se mueven entre el mito y la realidad. Se conoce la utilización de la madera de tejo con seguridad desde hace más de 400.000 años. En el neolítico, hace unos 5.000 años, los restos son más abundantes, como el conocido ejemplo de los objetos de madera de tejo portados por el hombre de los Alpes (Otz, Suiza) descubierto en 1991 y más recientemente los descubrimientos del lago de Bañolas (Girona), de mangos y arcos de madera de tejo datados en unos 7.000 años.
Son clásicas las descripciones de autores romanos, incluso Julio César, sobre los pueblos prerromanos y su utilización de tejo como veneno, y en la edad Media la importancia que tuvo la fabricación de arcos y ballestas de tejo en toda Europa como muy ventajosa arma militar. La primera tesis sobre la toxicidad, el uso y otras curiosidades del tejo en Europa data del siglo XIX, por el holandés VAN DER HARST CORTÉS & al, 2000).
Pero nosotros nos hemos centrado más en la etnobotánica ibérica reciente, recopilando todos los usos actuales populares y su posible vigencia, proyecto de recopilación que denominamos Etnobotejiberia. Lo más importante ha sido el uso de su madera, considerada imputrescible,muy resistente y de alta calidad. El tema de la medicina popular también ha sido tratado brevemente con la utilización de hojas o corteza de tejo en determinadas dolencias como odontalgias, quemaduras, cistitis, etc.
Y en el capítulo de ritos y rituales, hay que referirse a la utilización de la ramita de tejo como ramo bendecido el Domingo de Ramos o para engalanar ermitas, santos o arcos procesionales religiosos, que sigue presente en algunos territorios del norte. Una ponencia completa de todos estos temas fue realizada por nosotros mismos para las II Jornades sobre El Teix a La Mediterránia Occidental en Olot, Girona. (VV. AA. 2010).
Toxicología. Fitoterapia. Farmacología
De todos los aspectos relativos al tejo, el más espectacular es siempre su toxicidad, tanto para el ganado como para los seres humanos. Sin embargo esta toxicidad es relativa y misteriosa, como hemos aprendido a lo largo de estos años, ya que depende de diversos factores: el momento del árbol, el tipo de animal consumidor (sabemos que los animales silvestres han aprendido a comer dosis precisas de hojas y corteza, no así los domésticos, de ahí los frecuentes envenenamientos de éstos), la época del año y la parte del vegetal consumida. Se sabe con seguridad que entre los herbívoros, los animales más afectados son los equinos y los no rumiantes en general. Para el ser humano la toxicidad teórica es alta a dosis bajas, pero se conocen muy pocos casos de muerte y estos se refieren al pasado o con fines suicidas, pero existen casos de intoxicación incluso al trabajar la madera. Otros casos de envenenamiento algo más frecuentes se han presentado en niños, con algunas llamadas a los Servicios y Centros de Toxicología descritos (atraídos sin duda por el color rojo del arilo carnoso que envuelve la semilla).
Los caballos y burros son los animales más afectados, con algunas noticias espectaculares de muerte de estos animales por consumo de tejo. Los cérvidos y caprinos parecen buscar el tejo para alimentación en algunos casos. En los conejos y las aves existen opiniones variables sobre su grado de toxicidad según autores consultados.
A pesar de su toxicidad, ya hemos comentado que se ha usado (poco y puntualmente) en etnomedicina en nuestro país y fuera de él. Quizá esto fuera la base de los estudios fitoquímicos realizados de búsqueda de principios activos (screening) en tejo, en Estados Unidos, a finales de la década de los 50 del pasado siglo. El resultado no pudo ser más sorprendente, al encontrar moléculas muy activas como antitumorales (taxanos: taxol y similares), lo que dio como consecuencia una famosa polémica en los ochenta, sobre la salvación de vidas humanas o la extinción de los tejos del Pacífico (T. brevifolia), que fueron talados para este fin, así como posteriormente otras especies del Himalaya, principales fuentes originales de taxol.
Hoy la farmacología actual hace imprescindibles los taxanos en la remisión de determinados tipos de cánceres y por ello se comercializan en el ámbito hospitalario tres taxanos de origen natural o hemisintético, ya que la síntesis química total es inviable económicamente. La diversificación del origen de los taxanos utilizados en terapéutica hace que pueda ser compatible actualmente la mejora de la salud y el avance farmacológico con la conservación de la biodiversidad. Tema del que hay mucha información y del que hemos hecho algunas aportaciones a las diversas jornadas y congresos que ha habido en los últimos años (VASCO & LOZANO in VV.AA. 2013).
Aunque en algunas publicaciones se ha sugerido que alguna parte del tejo tenga propiedades alucinógenas y el que algunas moléculas que posee el tejo en determinados momentos de su ciclo tengan propiedades psicoactivas, no hay nada demostrado ni comprobado de esto por el momento. Algunos autores incluso se atreven a aventurar que este hecho ha tenido que ver con la profunda relación entre determinadas culturas humanas y la especie, considerada sagrada o mágica para algunas de ellas. Cuestiones que están en estudio incluso por algunas personas de la Asociación AATT.
Cultivo y propagación. Jardinería.
Su bello porte y la capacidad para soportar bien el recorte y para rebrotar, hace que desde muy antiguo se utilice el tejo como ornamental en jardinería, sobre todo en Centroeuropa, aunque también debió cultivarse antes en diversos pueblos de la antigüedad, por ejemplo egipcios (¿?), griegos o romanos. La costumbre de plantarlo en las puertas de las casas, pallozas, ermitas, santuarios o en cementerios, quizás venga de muy antiguo, de época prerromana o precristiana.
Su propagación es relativamente fácil si se trata de ejemplares cultivados, pero en los ejemplares de origen silvestre es más complicado. Se puede reproducir de semilla o propagar de esqueje. También se ha experimentado con la propagación in vitro.
La semilla tiene dormancia doble. Necesita, en la naturaleza, de la intervención de los ácidos de estómagos de los animales consumidores para despertar (endozoocoria), por lo que en vivero hay que darle un tratamiento de limpieza de arilo y estratificación en frío. Plantada directamente sin más germina en muy baja proporción y tarda uno o dos años o más en salir. Basados en las observaciones de la naturaleza, lo mejor en plan casero es utilizar semillas procedentes de los excrementos de mustélidos, zorros o tordos para tener éxito en la germinación de la semilla.
Árbol de gran valor ornamental tanto por su follaje perenne, denso y oscuro, como por su aspecto general, es muy adecuado para todo tipo de jardines. Se conocen ejemplares cultivados únicos, enormes y muy bellos, asociados generalmente a culto religioso de origen pagano, principalmente en lo que denominamos “arco atlántico” europeo, que va desde Galicia a Escocia por Bretaña, Normandía y todo el oeste europeo, formando parte de una cultura muy antigua de gran valor, que hay que recuperar y mantener para las generaciones futuras. Para más información de este tema véase por ejemplo los trabajos de Ignacio ABELLA o Fred HAGENEDER entre otros.
Se conocen decenas de variedades o cultivares de jardinería, entre ellas es muy conocido el tejo irlandés o variedad hibernica o pyramidalis de Taxus baccata, de gran significado y simbología en las Islas Británicas. Este tipo de formas de crecimiento alargado tipo ciprés, son posibles mutaciones que se dan muy raramente en la naturaleza en distintas especies. Es muy probable que esta variedad proceda de la naturaleza en su origen, como hemos visto en un ejemplar encontrado por nosotros en un barranco de Segovia.
El arte de la topiaria o del recorte, está extendida en Europa, sobre todo en la jardinería clasica o francesa, siendo el tejo uno de los más adecuados para setos y parterres.
El cultivo en viveros necesita sustrato bueno y riego abundante disponible. Tenemos experiencia en ARBA y AATT (no estrictamente profesional) en la propagación de tejos silvestres y cultivados, incluso creando una colección de descendientes de algunos de los tejos más notables y emblemáticos de nuestro país. Se han realizado plantaciones educativas siempre respetando el origen de la semilla y los lugares más adecuados para su supervivencia.
Ejemplares singulares. Longevidad. Tejos de culto.
Como ya hemos dicho la especie se caracteriza por su gran longevidad, tamaño y grosor, conociéndose en España y fuera de ella múltiples ejemplares centenarios, e incluso milenarios, que superan los 100 o los 150 cm de diámetro. En cuanto a la edad se ha especulado mucho, siendo un tema muy controvertido, pues la velocidad de crecimiento parece ser muy variable según las condiciones de crecimiento y clima, además la capacidad comentada ya de la posible regeneración de tejidos cerrando grietas y heridas o fusionando rebrotes de troncos (“reinventarse” o reconstruirse) hace que en muchos casos sea imposible conocer la edad ni siquiera aproximada. Se calcula que ejemplares de 2 m de diámetro podrían tener edades que oscilan entre 2000 y 5000 años, siendo de los seres más longevos de la Tierra y no digamos de Europa. Esta longevidad se ha asociado siempre con eternidad en las culturas antiguas.
Entre estos grandes ejemplares que llamamos singulares o notables, los hay silvestres y cultivados. Destacan entre estos últimos los de culto, de los que ya hemos hablado anteriormente. En España hay al menos una cincuentena de ejemplares con esas tallas y muchos más si hablamos de un metro de diámetro. Al menos veinte de ellos son muy famosos y venerables actualmente y muy visitados, la mayoría están protegidos por ley, al menos en la teoría. Los tejos en general están protegidos en casi todas las regiones españolas por legislaciones autonómicas o locales, al menos como especie De Interés Especial, con algunas ausencias notables como las de Galicia o Aragón. La Comunidad Autónoma de Murcia es la única región autónoma donde no existe tejo silvestre en la actualidad. Asturias es la única región que tiene declarados tejos de culto monumentales, con la categoría de BIC (Bien de Interés Cultural) desde 2014.
Conservación y amenazas
Los tejos no se han librado de los problemas y amenazas de conservación, siendo una especie arbórea casi siempre escasa y a considerar desde este punto de vista. La relación de los seres humanos con el tejo es ambigua desde siempre, de amor y odio podemos decir, por una parte en el pasado se talaban y perseguían por su madera y por su toxicidad o peligro para el ganado y por otra había una especie de admiración por su belleza, rareza y simbología. Los pastores y ganaderos solían eliminarlo y entre los forestales y gestores del monte había indiferencia o falta de consideración. En la actualidad esto ha cambiado, ha surgido un interés general y admiración por la especie, que se considera incluso un buen indicador de calidad ambiental. No obstante esto ha ido aparejado de una fama excesiva, incluso moda en algunos casos, promovida por la propaganda exagerada de las visitas a tejos y tejedas notables o más emblemáticas, lo cual plantea también problemas de conservación de estos lugares tan sensibles.
Así hay en la actualidad diversos problemas planteados con la gestión y de las tejedas o lugares con viejos tejos, polémica suscitada en cuanto a favorecer o restringir las visitas, con posturas encontradas en cuanto a criterios de adecuación de las visitas a estos verdaderos santuarios de la naturaleza. La polémica está servida, se llevan políticas muy diferentes en las diversas autonomías. Hay problemas también con la de gestión determinados tejos de culto y la restauración de edificios artísticos asociados.
Haciendo un resumen, los problemas más importantes que tienen planteados los tejos se refieren a la tala, explotación forestal no ecológica, presión de los herbívoros y la ganadería, incendios, ausencia de regeneración por cambio climático, turismo mal entendido, gamberrismo y la presión indirecta de dichas visitas. Tema, este último que es muy grave en la actualidad, como se ha mostrado en algunas ponencias de este congreso (Véase en estas mismas actas “El tejo en Internet” de F. González de Dios).
Educación ambiental. Ecologismo. AATT
Se impone una educación ambiental actual y futura y un cambio de actitud definitivo sobre la especie. En este sentido determinadas organizaciones ecologistas han jugado un papel muy importante y es muy de agradecer.
En algunos casos una educación ambiental mal entendida ha funcionado como efecto contrario, nos queremos referir a la divulgación inadecuada de determinadas localizaciones de tejos y tejedas en medios naturales aislados y sensibles, cuya presión de visitas, termina por hacer reales aquellas frases de que “la moda mata” o “la fama mata” perfectamente aplicables a estos casos (falso turismo verde).
Dentro de los objetivos de estudio, investigación, divulgación, denuncia y defensa activa de los tejos y tejedas destaca ARBA (Asociación para la Recuperación del Bosque Autóctono) como uno de los grupos ecologistas, que trabaja en defensa de los árboles autóctonos en general y su significado cultural; del que surge posteriormente la Asociación de Amigos del Tejo y las Tejedas (AATT) como grupo de referencia a nivel nacional, que agrupa a diversos expertos y simpatizantes en el tema, al cual que pertenecemos y representamos aquí.
No se puede dejar de nombrar igualmente aquí la labor pionera desarrollada por los organizadores de las Jornadas sobre el Tejo en las Sierras de Tejeda y Almijara, que tuvieron lugar en Sedella (Málaga) durante varios años seguidos, a lo largo de los años 90 y primeros 2000.
Conclusiones
El futuro sobre la especie está servido. Hay muchas líneas de investigación abiertas y mucha más gente trabajando en la especie que hace 30 años, y algunas de las ideas que se daban por seguras sobre la biología y la ecología de la especie se tambalean.
Como resumen y conclusión sólo tenemos que decir que el tejo se plantea como una especie con múltiples aspectos de interés, tanto biológicos y ecológicos como culturales y humanos.
Una de las especies claves por ejemplo en investigación biomédica y en seguimiento como bioindicador para el cambio climático.
Pero más que dar unas conclusiones aquí, lo que queríamos expresar es lo que ha supuesto para nosotros introducirnos en el mundo de los tejos, y es mucho más que el simple conocimiento botánico. La especie sigue envuelta en un halo de misterio para nosotros y es motivo de disfrute permanente, siempre con nuevas emociones y vivencias cada vez que vamos al campo…sentimientos y personas que tienen este tema en común.
El tejo nos ha servido como motivante para vivir la naturaleza de otra manera, y cada vez que seguimos yendo a una tejeda, sea conocida o desconocida, seguimos experimentando emociones difíciles de expresar. A más profundizas menos sabes y más incógnitas se van abriendo…