Muchas veces se esgrime como argumento de algunas repoblaciones forestales el que son una eficaz medida contra la erosión. Sin pretender generalizar a todos los casos, la realidad es que, frecuentemente, son medidas a favor, sobre todo cuando conllevan el aterrazamiento del terreno.

En nuestro país, el principal proceso erosivo está constituido por la escorrentía superficial, ese discurrir de hilillos y pequeñas corrientes de agua y arroyadas. El clima mediterráneo y el relieve, bastante acusado, son sus principales causas, y la consecuencia más directa y grave, es la pérdida de suelo. En contra de lo que muchos defienden, el arbolado no es suficiente para evitar este fenómeno. Todos estamos acostumbrados a observar multitud de pinares y eucaliptales que, en zonas aterrazadas o no, carecen de suelo (muchas veces por la acción de las partes muertas, acidificantes en los pinares y antibióticas en los eucaliptales) y están surcados por multitud de canalillos. En zonas también arboladas pero con un precario equilibrio, como en dehesas sobreexplotadas y en pendiente, ocurre algo parecido. No hace falta mencionar los taludes, naturales o no, en que estos efectos se presentan multiplicados.

El clima que afecta a gran extensión de la península es el principal causante. La escasa lluvia no permite el existencia de una cobertura vegetal de especies herbáceas, como sucede en el caso de lugares con clima continental, y, por otra parte, cuando la lluvia llega, lo suele hacer de forma tumultuosa, lo que produce una fuerte erosión.

Contra este fenómeno podemos luchar conservando y favoreciendo nuestro matorral, rentable por muchos motivos, y productor y conservador de suelo. ¡Es importante plantar matorral!

¡Invirtamos este proceso!

Los matorrales son plantas leñosas de talla media, capaces de crecer en suelos más pobres de los que necesitan los bosques y también en los claros abiertos en estos, allá donde penetra la luz. Normalmente tienen un crecimiento rápido y la función, importantísima, de formar con las raíces una malla subterránea que mantiene el suelo forestal, algo semejante a como las plaquetas retienen una hemorragia.

Hay muchos tipos de matorrales, para todos los gustos: altos, bajos, gorditos, «arrastraos», calurosos, frioleros, montañeros o playeros. Cada tipo de matorral se corresponde con una zona bioclimática y hay distintos tipos también según las exigencias de riqueza del suelo y su degradación. No nos vamos a detener ahora a describir los distintos tipos, pero sí os invitamos a colaborar activamente con la naturaleza acelerando el proceso antierosivo y plantando matorral.

Extensas zonas de nuestra geografía están ya cubiertas de forma natural con matorral, que suele ser convenientemente valorado, pero mientras que no exista una alternativa para la evolución de estos matorrales, deberíamos colaborar en su mantenimiento por las función antierosiva ya citada.

Pero, no solo tienen una función ecológica fundamental. También para el hombre son útiles, ya que de ellos obtienen productos como las esencias de plantas aromáticas (lavanda, jara,…), la miel, principios medicinales (salvia, tomillo, hisopo,…), leña (piorno, jara,…), maderas nobles (raíz de brezo, boj,…), etc.

Aquí os queremos recordar algunos aspectos de la salvia, el romero y el boj.

Salvia Lavandulifolia - Salvia, marisielva

Salvia

Es una especie aromática y medicinal de múltiples aplicaciones: aromatizar ropas, armarios y comidas. Se usa contra el asma, la sudoración, el tabaquismo, …

La plantación se debe hacer en zonas áridas y preferentemente calizas, habitando hasta los 1.500 metros de altitud.

Rosmarinus officinalis L. - Romero

Romero

¿Quién no ha oído hablar de la miel de romero? ¿Y de su perfume? ¿O de sus maravillosas propiedades medicinales? Tónico, estimulante, antiespasmódico…
Admite todo tipo de suelos, aunque prefieren los calcáreos, de zonas secas y soleadas hasta los 1.500 metros de altitud.

Buxus sempervirens L. - Boj

Boj

Las manchas de matorral de esta especie sustentan un importante número de especies animales. Su madera ha sido siempre muy utilizada en artesanía por su dureza y también es conocido su uso en jardinería. Puede llegar a ejercer un papel vital en determinadas zonas.
Se debe plantar en zonas calcáreas, soportando bien la sombra y suelos poco profundos.

Las imágenes de Salvia, Boj y Romero han sido tomadas de la web de ARBA Bajo Jarama
La imagen del suelo sin vegetación ha sido tomada de un repositorio de imágenes de uso libre